miércoles, 20 de junio de 2007

1, 2, 3 ....¡qué comience la función!

Mi querido amigo Rogelio Llanos, gentilmente me ha cedido este artículo (ya publicado en un medio impreso) para inaugurar este blog dedicado al cine.
La Pandilla Salvaje

LA HORA DE LA REDENCIÓN


"It´s not dark yet, but it’s getting there" (Bob Dylan)

Por: Rogelio Llanos

Éramos muy jóvenes cuando vimos La Pandilla Salvaje (1969). Adolescentes, casi unos niños. Un “western” sobrecogedor que nos hizo preguntarnos una y otra vez el por qué de esa violencia desmesurada y el por qué de esos personajes que siendo bandoleros, sus imágenes - adquiriendo dimensiones heroicas- quedaban fijadas firmemente en nuestra memoria.

Años después la reencontramos y la emoción persistía, pero esta vez los planos certeros de Ben Johnson, Warren Oates, William Holden y Ernst Borgnine, caminando por las calles polvorientas y atiborradas de soldados de un olvidado pueblo mexicano de la frontera, nos descubrieron el universo crepuscular de estos pistoleros en retirada, fieles a la amistad y a su propia moral.

Holden, Johnson y Oates salen del burdel. Una mirada, un gesto, una sonrisa y ya está con ellos, Borgnine, de pie, decidido, también, a morir. Armas en la mano, caminan con paso firme y la mirada en alto en busca del amigo (Ángel) que Mapache –el jefe de la soldadesca-tiene prisionero. En la banda sonora, una ranchera y un redoble. El ambiente se llena de tensión.

La cámara sube y pasa rápidamente por el rostro de Oates, entrando luego en cuadro el rostro de Holden y luego el de Borgnine. Estatura de héroes en la épica peckinpahiana. Ahora los cuatro giran y se detienen. En el contraplano, Mapache muestra su disgusto por la llegada de los cuatro. Pike-Holden no está dispuesto a transar, quiere que Mapache le entregue a su amigo. Dignidad y amistad no se negocian.

Hay un cuchillo amenazador en las manos de Mapache que, sin embargo, parece ceder a la exigencia de la Pandilla. Un ligero endurecimiento en el rostro de Borgnine anticipa el descenlace trágico: Ángel degollado cobardemente por Mapache. No hay, entonces, vacilación de parte de Pike-Holden, que desenfunda su revólver rápidamente y hiere de muerte al asesino. Borgnine dispara su rifle. Efusiones de sangre del cuerpo del villano que se estremece acribillado por las balas. Descarga catártica. Venganza estremecedora.

Y luego, un silencio mortal y el olor a pólvora en el ambiente. Rostros endurecidos, cuerpos al descubierto, armas en la mano y el gesto decidido en cada miembro de la Pandilla. Desconcierto entre la soldadesca descabezada. Pero, para la Pandilla ya es muy tarde para seguir huyendo. Los tiempos están cambiando, pero ellos no. Es el final de la ruta, de la cabalgatas con la ley pisando sus talones, de la soledad, de las traiciones. Es aquí y ahora donde han de decidir su destino trágico, violento y de cara al sol. Finalmente, ha llegado la hora de la redención.