jueves, 3 de septiembre de 2009

"W." (2008, OLIVER STONE)

No siempre los filmes de Oliver Stone ha sido bien recibidos por la crítica. Tras los éxitos de Platoon (1986) y Nacido el 4 de Julio (1988), Stone puso a la crítica en la otra orilla con Asesinos por Naturaleza (1994), crítica que, una vez más, le fue adversa en su siguiente film, Nixon (1995). La carrera de Stone siguió luego con algunos altibajos, siendo, a partir de los noventa y hasta la fecha, U-turn (1997), un policial más cercano a los llamados filmes de la serie B, su punto más alto, y el elefantiásico y falso Alejandro Magno (2004), su punto más bajo.

W. es, más bien un filme intermedio. No nos entusiasma, como lo hiciera ese JFK (1991) que con sus aires documentales y su apuesta por las teorías de Jim Garrison intentó recrear lo que habría sido la conspiración para matar a John Kennedy, pero, digámoslo desde el comienzo, tampoco nos decepciona. Es más, creemos que W. está por encima de lo que ha realizado en los últimos años. Y, todo hay que decirlo: aún cuando podamos discrepar de sus puntos de vista, Oliver Stone siempre ha sido un cineasta polémico, controversial y, por lo tanto, de interés. W. es una cinta muy correcta que sigue la trayectoria sinuosa del que fuera inquilino de la Casa Blanca en los períodos consecutivos 2001-2005 y 2005-2009: George W. Bush.

El film no aborda únicamente la etapa de Bush presidente, sino, que entronca con sus años de juventud, esbozando con apuntes precisos su comportamiento en aquellos años locos en los cuales W. era un bueno para nada y de cuyos deslices y malos manejos, el viejo Bush –encarnación de la rancia aristocracia sureña- tuvo que hacerse cargo para que el retoño, convertido en la oveja negra de la familia, tuviera nuevas oportunidades en la vida. Además de la influencia paterna, de la que nunca pudo desligarse, y que de alguna manera configura la médula del film, Stone rastrea otras tantas que le permitirían a W. ir alcanzando algunos objetivos claves en su derrotero personal: su mujer Laura –no se le conoció otra mujer, luego de ser flechado por ella-, aunque luego el papel de ella se minimiza, y la religión cristiana, con cuyo concurso pudo salir adelante luego de una marcada etapa de adicción al alcohol. Más adelante, cuando el poder llegó a sus manos, fue su entorno político el que ejerció una mayor influencia en sus decisiones.
La estructura del film es quebrada, sinuosa, con avances y retrocesos en el tiempo, y disponiéndose las secuencias como si de fichas de un rompecabezas se tratara. W. es, pues, un film que se mira con interés. No hay audacia en sus planteamientos ni hay muchas historias nuevas que mostrar, pues gran parte del caudal informativo que ella posee fue de amplio conocimiento público en su momento. Pero lo que hay que agradecerle a Stone es que no haya derivado hacia lo predios de la caricatura, aunque, es verdad que W. muchas veces se caricaturizó involuntariamente a sí mismo. Y ello es, justamente, lo que Stone capta con precisión gracias al concurso del talentoso Josh Brolin, quien se metió en la piel del ex mandatario y reprodujo de manera impecable sus gestos y actitudes. La secuencia en que W. opta por hablar sin el libreto que le preparaban sus asesores pone en evidencia la imagen ridícula del presidente de la nación más poderosa de la tierra. Y en ese momento, a pesar de que sabemos cuánto daño W. hizo al mundo, sentimos piedad por ese hombre confundido, patético, que siempre se pensó él mismo como un instrumento de la voluntad divina. Bush lo dijo en uno y otro escenario, tenía a Dios de su lado.



El plano final del film con W. oteando el espacio –con la mirada ansiosa y desconcertada- esperando inútilmente ver aparecer la pelota de beisbol es un acierto más de Stone en esta película y que, en la expresión ansiosa del protagonista, resume aquello que caracterizó la personalidad y el accionar del ex presidente Bush: ineptitud, incertidumbre e incompetencia.

En algún momento del film se hace alusión a lo que la gente querría de un candidato y que W. lo expresa de manera sumaria como alguien con quien puedes irte a tomar una cerveza. Nos preguntamos si eso fue, efectivamente, suficiente como para que George W. Bush fuera elegido y luego re elegido y ocupara la Casa Blanca por ocho largos años. El film de Stone no incide más en este asunto. En todo caso, lo que la película muestra es suficiente para que el debate continúe: ¿cómo fue posible que el país más influyente cayera en manos de personajes como W.? Debate más que vigente, porque… en casa, ¿cómo andamos?
ROGELIO LLANOS
Trailer: